domingo, 30 de septiembre de 2012

220 en las venas.

La noche habría sido buena, salvo por la electrocución de Vicente Diaz, el del sonido…lo que derivó en el rápido desalojo de la sala,  por temor a quedar pegados nosotros también en la causa y en la línea eléctrica, sobre todo.
   Por suerte hoy llamó su novia, Estelita para decirme que no había muerto y que el mensaje de texto “Vicent está muerto en el Club Estudiantes” que le mandé a las 4. 30 am la había dejado impactada y que se había ido en taxi casi en bolas a ver que onda.
 Me relató que cuando arribó el loco estaba todavía dando chispazos en el suelo, pero que le habían tomado la presión los de SOREMER , que estaban sorprendidos porque el corazón latía a mil y hasta tenía olor a quemado, a carne cocida.
 Yo lo ví, fue un flashazo,literalmente… agarró un micrófono y empezó a convulsionar dando un espectáculo de luz y sonidos irreverente y destructivo, la gente aplaudía creyendo que era parte del evento. Creo haber visto unos rayos salir de su culo, pero es un detalle que tal vez mi loca cabeza haya agregado a la visón.
 Yo me paralicé, desconecté la guitarra y salté del escenario temiendo que por instinto me quiera hacer algo. Y me fui …mirando para atrás como mi amigo de tantos años se electrocutaba en vivo y en directo para unos 120 drogones que festejaban el chisporroteo.
 Corría al lado de Nicolás que se reía como loco aferrado al saxo y al maldito Bringas que no estaba en forma por la forma en que respiraba y que sacaba la lengua mientras cargaba su bajo
. Hasta el que tenía que quedarse, Federico, mánager y chofer de la Van, también corría presuroso buscando un escape.
 Yo me hacía el preocupado,mientras escuchaba el relato, pero de lo que tenía ganas ,era cortar la llamada y tratar de dormir, me había masticado dos pastillas y estaban causando ese efecto en mí…la luz de la mañana luchaba contra la persiana para entrar a joderme. Rogelio, mi perro, dormía plácido sobre unos libros de autoayuda.