martes, 19 de junio de 2012

Una cura para la sarna

Todo comenzó aquel fresco día de otoño en que conocí a mi perro, a quien llamaría Rogelio Aguas un tiempo mas tarde y luego de varios meses de solo decirle perro. Recuerdo haberme levantado con la resaca típica de los domingos posteriores a los intentos de conciertos del año 2011. Un sabor a vino agrio y salpicaduras de vidrios en la remera. Algo malo habrá pasado y alguien me lo va a recordar con el pasar de los dias, yo de a poco iré hilando mi historia inconexa, hasta encontrarle sentido..o no. La cosa es que salí a buscar algo para almorzar, sin dudarlo..al kiosco. El almuerzo de dos alfajores, una lata de Pepsi y algunos caramelos masticables de Misky, era un menú consistente y variado…liquido, solido y de yapa un postre. Mientras caminaba, con las manos en los bolsillos, vi un perro, mas que un perro era un saco de piel al rojo vivo, un animal comido por la sarna de una forma increíblemente perversa..al principio pensé que era un perro zombie, al estilo de Resident Evil ( de la primera parte, cuando experimentan con los dóberman), solo que este era un mezcla de cocker con vaya dios a saber que engendro del infierno tan temido…su mirada me recordó a la mía cuando alguna profesora me pedía la hoja del examen aún inconcluso…mezclaba pena, dolor, rabia, necesidad, hambre, frío, ganas de toser, dolor de muela y picazón. La verdad, no les miento, me dieron unas ganas locas de ayudarlo. Nunca fui bueno buscando soluciones, y eso es algo que lo saben todos los que me conocen, mis soluciones son un poco extrañas, extremas y enfermizas, pero funcionan. Y eso era lo que tenia que hacer, tenia que ayudar a este pobre bicho , debía parar su horrible sufrimiento ya!. Lo primero que pensé fue conectarme a facebook y pedirle algún mascotero que me tire un centro,que se lo lleve, que lo críe… pero eso era perder tiempo, Necesito un machete ya!. Le cortaré la cabeza y listo, se acabó el perro, la sarna y el sufrimento. Una solucion un tanto hitleriana, pero útil a la causa..yo perro, hubiera estado encantado. Cinco minutos después, estaba yo con un no muy filoso machete apuntando al sol cual Connan el Bárbaro, y el perro mirando de reojo sin mover una pestaña, sin entender porque su salvador miraba al cielo buscando fuerzas y presición… Fueron cinco los certeros golpes, cinco…la sangre manchó mi remera con la imagen del Correcaminos. Mis brazos estaban cansados, mi mente agitada y mi alma en paz, por haberle dado calma al can. Pero de repente ladró!, un ladrido similar al de una señora cuando le pesan mal la verdura…y lastimoso y dolido ladridito…mas que ladrido era como un ahogo, seguro que que le reveté algunas venas. Conmovido, lo levanté en brazos y empecé a correr con el animal descabezádonse en mis brazos. Lo llevé cagando hasta mi casa, donde lo bañé con Mertiolate, y le pedía perdón, mientras ponía un disco de Bob Marley para que se tranquilice. A los quince minutos un patrulla me estaba tirando abajo la puerta de mi casa, porque seguían un rastro de sangre, pensando que me había cargado alguna persona…al principio les dije que me había agarrado los dedos con la puerta, pero después tuve que decirles ( sin aclarar que fui yo, así me ahorraba unos palazos también) en que estado estaba este cristiano. Una hora mas tarde estábamos en el veterinario, que a duras penas le acomodó la cabeza, le dio unas 300 inyecciones, unas 900 puntadas punto arroz y lo dejó a mi cuidado. Con una prescripción médica digna de un jubiladito, no retiramos... Pastillas de todos colores a distintas horas y demás. Hoy repuesto, Rogelio, es mi mejor amigo…él sabe que lo decapité, o casi…solo por su bien , solo que como a veces sucede mis remedios, son mucho, pero mucho peroes que algunas enfermedades. Tal vez, viendolo en perspectiva,a Roger le quedó un leve extravismo..pero lo maneja.