miércoles, 21 de marzo de 2012

2-Menos dedos

Esa noche mientras me duraba el desmayo soñé, que le cortaba la cabeza a la puta obesa de su vecina, la misma que me torturaba con el volumen de la música de mierda que escuchaba, soñé también y creí que era el mismo sueño, que a la cabeza la dejaba en el inodoro mirando hacia arriba y la cagaba sin compasión, con una risa histérica…no soñé mas porque lo despertó la incompleta mano de TRAMPA, el bajista más osado y extremo que haya existido ( siempre que no hablemos del instrumento obviamente, con el que se daba algo más que maña).
Trampa, se llamaba Gustavo Bringas, era delgado, tenía un cabello rojizo hasta los hombros y cargaba siempre su bajo azul con una correa cruzada, decorada con algunas calaveritas auto-adhesivas.
Cuenta la leyenda, o él mismo relata, para ser exactos, que su abuela estaba harta de que le roben las galletas de la alacena…no sabía si eran las ratas, los gatos, alguna entidad extraterrestre o qué lo que le estaba haciendo desaparecer sus bizcochos o galletas….la cosa que en un salvaje acto de averiguación puso una trampa de ratas en el mueble de cocina, una de las trampas más grandes…porque las hay de varios tamaños…esta era como para matar al Maestro Splinter.
Era una linda siesta de otoño, aquella en la que sigilosamente un niño de cuatro malignos años se acercó con una silla a la alacena y por última vez en su vida estiró los cinco dedos buscando las dichosas galletas que la vieja escondía celosamente. TAKKKK!!!! Detonó la trampa, con la precisión de un misil con GPS. No quiso gritar, pero se cagó encima... sintió como dos de sus dedos quedaban en la repisa y un dolor que según sus palabras le salió por el orto junto con la mierda por ahogar el alarido de mujer que espera tiesa que la atropelle un taxi. Y allí quedaron, un tiempo. Esos dos apéndices de carne y sus uñitas.
Ese muchacho creció como pudo con el estigma típico de la mutilación, escondiendo su mano en los bolsillos, o cerrando el puño incompleto como una boca sin dientes.
La leyenda también reza que la primera vez que vio una guitarra le encantó, pero tenía demasiadas cuerdas para sus ahora escasos dedos, así que optó por el bajo, instrumento de cuatro cuerdas que le pareció amigable a sus pocos dedos.
Volviendo al tema, Trampa me despertó y me dijo que me levante, que daba mal aspecto…y lo decía de verdad, ya que estaba desmayado en la puerta de la sala de ensayo, con una remera de la campaña de Bill Clinton a presidente que había robado en una feria americana y un canguro lleno de pintura roja.
-Vas a cantar hoy?
_ Por supuesto, después de desayunar, les cantaré el nuevo tema..le dije con voz tranquila
-Vodka te va?- preguntó gentil.
-Obvio, no había pensado en café con leche- Le respondí y le estiré la mano para que me levante.